Una manifestación histórica y un seguimiento sobresaliente debe llevar al gobierno a reconducir su política económica y su orientación general, tanto en la forma, de espaldas a la concertación, como en el fondo, por los recortes lesivos a todos los españoles.
Ayer vivimos una clara victoria ciudadana contra Mariano Rajoy y, sobre todo, contra el miedo. A pesar de las dificultades inherentes a ejercer su derecho constitucional a celebrar un día de huelga, el paro ha tenido un éxito relevante culminado con una manifestación de la que el gobierno debe tomar buena nota.
Que desde la pasada huelga haya 600.000 ciudadanos que ya no pueden hacerla, sencillamente porque no tienen un empleo, o el hecho de que nueve de cada diez nuevos ocupados ha firmado un contrato temporal o precario, son factores que impiden el libre ejercicio constitucional.
Vencer al miedo exige que todos y cada uno de los ciudadanos saliéramos a la calle, por nosotros mismos, por las próximas generaciones y, sobre todo, por todos aquellos que no pudieron participar.
Es llamativo que fuera el Ministerio del Interior el principal departamento del Gobierno de la Nación para llevar a cabo el seguimiento de la huelga. La temprana comparecencia del ministro de Economía, para mayor abundamiento, muestra claramente el carácter internacional de la movilización.
Fue también una huelga ejemplar. Hubo un millón de personas más en servicios mínimos que la huelga de marzo, servicios, por cierto, cuyos pactos fueron casi totales.
No es de recibo que el gobierno no se haya sentado con los sindicatos para negociar el Presupuesto General de Estado y tantos otras medidas lesivas para los trabajadores. Porque este país avanza cuando todos remamos en la misma dirección y el mismo sentido. Cuando los agentes económicos y sociales ponen el punto de mira en el mismo puerto.
No es una huelga sólo contra los recortes, sino contra una austeridad mal entendida, habiendo una alternativa fiscal y otra política económica posible. Fue una huelga en defensa de nuestros derechos, una huelga a favor de una democracia donde los partidos tienen que respetar el programa electoral con el que se presentan.
Pero sobre todo, fue una huelga contra el miedo y contra el error, a favor del futuro y, sobre todo, a favor de la prosperidad.
Antonio Miguel Carmona
Diputado socialista en la Asamblea de Madrid
FUENTE: www.diarioprogresista.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario